jueves, 26 de febrero de 2009

De arte y otros laberintos

Siempre me ha costado trabajo escribir. Desde niño he sido un constructor de imágenes, a los diez años empecé a pintar y en adelante enfoqué mi energía a aprender a enfrentar mis temores, deseos y esperanzas mediante la practica artística. Nací y crecí en un pueblo pequeño, Allende, Coahuila, allí descubrí mi vocación. Desde entonces me interesé además por lo que sucedía a mi alrededor, me refiero a todos los asuntos que tienen que ver con la sociedad, con mi ciudad, con mi país, con el mundo. En secundaria solía hablar de la guerra fría, economía, desigualdad social, arte, con mis compañeros de aula pero no me hacían mucho caso. Me llamaban "Picasso" para, según ellos, molestarme. En casa se comentaba a diario de historia, política, filosofía, ya que mi hermano mayor estudiaba en la Universidad ciencias sociales y sus comentarios contagiaban el ambiente con crítica, análisis y discusión de todo tipo de temas. Bueno, debo decir que prefería desde entonces encerrarme a dibujar, pintar, o crear, siempre en la soledad de mi habitación. Luego al terminar el bachillerato decidí estudiar arte en Monterrey. Me costó trabajo convencer a mis padres enviarme a estudiar la Licenciatura en Artes a la UANL(Primera generación), en el malogrado Instituto de Artes (1978-1980). Para colmo, la universidad no aclaró que la carrera no estaba autorizada por el Consejo Universitario y a pesar de seguir el proceso de admisión formal, con número de matrícula, credencial, etc. fue hasta que ingresé al cuarto semestre cuando el director Miguel Covarrubias nos informó que la escuela cerraba por órdenes del nuevo rector Alfredo Piñeyro (Asunto que han mantenido oculto y que no se menciona en la historia de la UANL). Luego del fraude, la tragedia. ¿Cómo justificar a mis padres tal asunto? Debí entonces cambiar de carrera y así llegué a la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Estudiar esa carrera me permitió desarrollar otras habilidades comunicativas e indirectamente me conectó con el mundo del diseño, la publicidad y los medios. Por algunos años dejé de practicar y estudiar arte, en parte por la decepción experimentada y también por la falta de condiciones, espacio, dinero. Pero por otra parte gané en experiencia, conocí gente nueva; viví en grupo con amigos estudiantes; tenía que preparar mi comida, lavar la ropa; cocinar; convivir con compañeros de todas las ideologías y profesiones; vivir con apenas lo justo; madurar. Fue hasta 1988 cuando volví a pintar y en 1990 expuse por primera vez.

Como ven, me cuesta trabajo escribir, pero trataré de hacerlo más a menudo para ver si de una vez por todas aprendo.

3 comentarios:

  1. Hola Baldomero
    Antes que nada, te felicito por tu blog. Entre tantas cosas sin sentido que inundan la internet, es bastante fresco e interesante leer una opinión que es a la vez un registro del contexto de lo cotidiano. He leído los tres primeros posts de tu blog y me parece que siempre es muy necesario escribir; tanto como una catarsis a partir de nosotros mismos, como el ir mas allá y tener un punto de vista sobre la generalidad de lo contemporáneo.
    Dices al final de este post que has de escribir mas para ver si de una vez aprendes, sin embargo, considero que la lectura es mas que fluída y clara. Por mi parte, considérame un visitante concurrente. Saludos!
    Francisco Benítez

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  2. Gracias Francisco. Di con tu blog antes de entrar el día de hoy al mío. Así que andamos por los mismo caminos. Seguimos en contacto.

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  3. Jochi Muñoz(desde Santo Domingo) dijo...
    Entré a este blog al estar yendo de link a link. Quise ver el contenido del mismo, y, ¡ah!... grata sorpresa: me topé con el último post (que fue el primero que escribiste), y sólo bastó que leyera las dos primeras líneas para quedar enganchado hasta el final (me quedé buscando más). Qué manera tan clara, tan concisa y tan llena de gracia al escribir. Y el post terminó como debía de terminar (a pesar de que me quedé buscando más, repito); esa frase final es el épitome de la autosuficiencia, de la voluntad de hacer y del desenfado.

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