sábado, 7 de marzo de 2009

Nuevos tiempos


Vaya estrés que genera tanto la crisis económica como la inseguridad imperante en nuestro país. Cada vez es más frecuente conocer personas que han sido testigos de actos violentos y en la medida que pasan los días hay más evidencias de los daños generados por la crisis económica mundial. Ambos fenómenos parecen crecer sin remedio. Ambos incrementan la preocupación de los ciudadanos que, al menos en México, no vislumbramos alguna solución en el corto plazo.

El problema del narcotráfico, la impunidad, la corrupción, la desconfianza en las instituciones crean una mezcla compleja que dificulta su análisis y su solución. ¿En qué acabará todo? ¿Podrá el gobierno federal combatir o al menos reducir el problema de la inseguridad? Mientras la mayoría considere que el gobierno debe acabar con el crimen organizado y no sienta que el problema es de todos, cualquier esfuerzo será en vano. Todos tenemos parte de responsabilidad al dejar que el problema se incremente. La indiferencia social es tan dañina como la corrupción de las autoridades. Cada vez que escucho historias de narcos, contadas más con admiración que con desaprobación, siento que nosotros mismos incentivamos su existencia. Ahora Forbes incluyó al Chapo Guzmán en su lista de millonarios (¿Cómo calcularían su fortuna?). Hasta Florence Cassez, la francesa secuestradora tiene su club de admiradores. Los ciudadanos debemos tomar con seriedad el problema de la violencia y exigir una mayor transparencia de las autoridades encargadas de la seguridad. Estar al tanto de lo que hacen o dejan de hacer y alzar la voz cuando sea necesario. Por su parte, si el Estado realiza acciones contra el crimen organizado pero sin una estrategia que incluya labores de inteligencia y no se ataca debidamente el lavado de dinero, la lucha armada será en vano.

El otro gran desafío es la crisis económica que vivimos y cuyos efectos empiezan a notarse. Aunque hemos sufrido muchas devaluaciones, crisis económicas y políticas, estas se habían originado en México, pero ahora al ser un fenómeno global no hay para donde correr. En las décadas pasadas muchos mexicanos emigraron para buscar mejores oportunidades de trabajo en los Estados Unidos, pero ahora allá también escasea el empleo. En México tenemos una Banca "exitosa" que hasta hoy había reportado jugosas ganancias. Las altas tasas de interés en tarjetas de crédito muestran que estos bancos se han despachado con la cuchara grande bajo la aprobación del gobierno en turno. Pero ahora, con la desaceleración económica que vivimos, se incrementará el desempleo y la cartera vencida. Nadie está a salvo. Vaya tormenta. ¿Quién podrá defendernos?

... tal vez, la creatividad, el sentido común y trabajo, mucho trabajo.

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